DECEPCION Y ALEGRIA



Me pasé el resto de la semana deseando que fuera el próximo sábado para empezar como disc-jockey en PACHA SITGES, no me apetecía ir sólo, así que se lo dije a un amigo de correrías varias que además nos conocíamos del colegió y también por ser buenos vecinos. Mi amigo creo que estaba más contento que yo.


Yo estaba contento pero también con cierto miedo, ese miedo que te entra cuando no sabes si lo harás suficientemente bien. No dejaba de ser la discoteca que cualquier DJ hubiera querido tener esa misma oportunidad, por lo que me imponía bastante.


Me presentan a todos los empleados, todos eran muchísimo más mayores que yo, yo era el trabajador más joven de la discoteca, los veteranos tenían como en la mili una verdadera jerarquía, tengo que reconocer que me trataron de forma exquisita desde el primer día. Sí es cierto que no me llamaban por mi nombre, me llamaban NEN, luego con el tiempo dejaron de llamarme NEN y pasaron a llamarme SERRA como en el cole.


Empieza la sesión y el Director que había sido DJ pone el primer disco, me enseña el equipo, ¡Vaya pasada de equipo!, Platos Lenco L-78, mezclador de 6 canales, sonido ALTEC, me quedo boquiabierto, alucinando con el sonido, jamás había escuchado un equipo igual.


El sr. Director me dice.

- Siéntate aquí al lado y fíjate.

Así hago, me fijo la forma de ordenar los discos, la forma que tenía de poner música, era una forma con autoridad, me llamó poderosamente la atención que la cabina estuviera en vez de cara a la pista estuviera cara a la pared, era ni más ni menos el estilo PACHA.

Me fijo en la forma de utilizar la luz, utilizando varias veces en la noche la luz fija azul después de algún tema apoteósico. Mis ojos no daban crédito a todo lo que estaba viendo, la música era brutal, la clientela ya que era invierno era principalmente de Barcelona, no había gente de mi edad yo seguía siendo el más joven también una vez abierta la discoteca, las chicas eran, o quizás a mí me parecieron, guapísimas.


Llega la hora de cerrar eran pasadas las 5 de la mañana, a mí me había pasado tan rápido que me entristecía que se hubiera terminado, el Sr. Director me dice.

- “Molt be Nen, fins la semana vinent”.



Había perdido a mi amigo durante toda la noche, lo volví a ver al salir de la discoteca ya que estaba sentando en mi Vespa recién reparada, esperándome para regresar a nuestro pueblo vecino.



Mi amigo me pregunta:

- ¿Qué tal te has sentido poniendo música en El Primer Pachá del Mundo?
- Pues no me he sentido ni bien ni mal, porque no me ha dejado poner ni un solo disco en toda la noche.
 -En serio?
 -Tal como te lo digo.
-Y que te ha dicho?
- Me ha dicho: que muy bien y que nos vemos la semana que viene.





De igual forma sucedió la segunda semana, y la tercera. El Sr. Director ponía la música y yo sólo miraba y al acabar me decía siempre, Muy bien Nen, el próximo sábado más.


La verdad es que estar sentado allí mirando me decepcionaba bastante, había dejado de pinchar todos los días de la semana para pinchar una sola noche en el PACHA de Sitges, pero en mi cabeza no me cabía para que me había contratado el Sr Director sino me dejaba ejercer.

Había veces que el Sr. Director me decía:

- Nen, ves a la barra y tráeme una Coca-Cola


Y yo iba a la barra y se la traía claro, otro momento era.

- Nen dile al camarero que te de un paquete de tabaco y que me lo apunte.


Y claro yo iba, y seguidamente allí seguía sentado.


Había veces al principio de la noche, cuando se ponía música ambiental el Sr. Director dejaba preparada la siguiente canción y se iba a hablar con los camareros de la barra, era un momento muy temprano de la noche, los clientes empezaban a llegar y la música ambiental era de obligado cumplimiento. Yo me fijaba en el disco que estaba sonando, deseando que llegara al final de la canción y poner por fin mi primer disco, aunque fuera el que él tenía ya preparado en el plato siguiente. Pero no amigos, el Sr. Director escuchaba que la canción estaba a punto de finalizar y regresaba a la cabina, a veces saltando por encima de las mesas para ejecutar el siguiente tema.


No me aburría, pero la decepción era grande, entre semana lo llevaba peor porque las semanas iban pasando y seguía sin poner música.


Como os he explicado estaba llena la discoteca de chicas guapísimas, una de ellas encariñada con el Sr. Director, era una chica de unos 19 años, mayor que yo por supuesto, una chica de pelo corto, delgada y que bailaba de maravilla. Yo no le quitaba ojo a la chica. Así se iban sucediendo las semanas, sentado y aprendiendo, pero sin poner ni un solo disco. Creo que, si no hubiera sido por el entretenimiento de esa chica con sus bailes, no hubiera vuelto al sábado siguiente.


La chica que era además de guapa muy simpática, con las semanas me hablaba, me pedía un cigarro y se volvía a la pista, cada vez me hablaba más de manera que se podía decir que habíamos hecho amistad.


Una noche como era habitual yo sentado y el Sr. Director poniendo música, la discoteca estaba hasta los topes, de repente me manda a la barra a por una Coca-Cola, bajo de la cabina y me tropiezo con la chica que me pregunta:

- ¿A dónde vas?
- Voy a por una copa para el Director a la barra - y la chica me dice,
- Te acompaño que yo también quiero una.


Nos ponen las copas y la chica me coge de la mano y me dice:

- Vamos a sentarnos.

Y me lleva a una sala que se llamaba la sala de invierno. Era una sala mediana que estaba donde ahora está el guardarropa y el despacho. Era una sala un poquito oscurita, con sofás, mesitas, con velitas y con una chimenea quemando unos troncos de madera para calentar el ambiente. En una pantalla se proyectaban diapositivas, la sala la verdad era muy acogedora y estaba llena de personas hablando, fumando y bebiendo.


Nos sentamos en un sofá, creo que era el único que quedaba libre, allí estábamos charlando y yo bebiéndome la Coca-Cola que me había encargado el Director.


De repente entra en la sala de invierno el Sr. Director, como si se estuviera prendiendo fuego, lo veo mirar a todos los sofás como buscando a alguien, no era fácil, pues no había demasiada luz y claro ya vimos a quien buscaba. Nos estaba buscando a nosotros ya que debía echarnos en falta, a la chica del pelo corto y al Nen que debería estar sentado aprendiendo.


El Director al descubrirnos allí sentados repanchingados y felices, se me acerca y me dice chillándome, chillándome porque con la música alta no lo podía haber hecho de otra forma si lo quería hacer desde tres metros de distancia.

- Nen a poner música que es tu trabajo.

Yo no me lo podía creer, por fin iba a tener la oportunidad de poner discos en el Pacha de Sitges, y así fue, puse la música hasta acabar la noche.


A la semana siguiente por lo visto seguía mi aprendizaje pues la sesión había empezado igual que todos los sábados, otro llenazo como era de costumbre. La gente bailaba y se lo pasaba muy bien y yo volvía a estar sentado en mi lugar habitual. De repente me levanto, me pongo de pie y me dispongo a bajar de la cabina.


El Sr. Director me coge de un brazo y me dice:

- ¿Dónde vas?
- Pues a por un Cacaolat- que en aquella época es lo que yo solía beber durante las noches pues me contenía el hambre ya que hacía horas que había cenado.

- No te vayas porque ahora vas a pinchar tú.
- Ok - le digo, y me olvido del Cacaolat, y la siguiente canción ya la puse yo hasta el final de la noche.


El Sr. Director que era muy inteligente había dado por acabado mi aprendizaje, o quizás a lo mejor había intuido que cuando bajara de la cabina tendría que ir a buscarme por algún rincón de la discoteca con la chica del pelo corto.



Y así es como pasé de la DECEPCIÓN A LA ALEGRÍA

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@WILLYPACHA